No necesitas ser digno… ni perfecto

Aviso de última hora: No necesitas ser digno para vivir, no necesitas ser perfecto para ser amado.

Siempre has sido, eres y serás ambas cosas… y mucho más.

Por lo general, las almas más devotas a la fe y al bien, se sienten muy apenadas de no lograr ser perfectos. Las almas que han sido PRESAS DEL ENGAÑO DEL ERROR sienten que no son dignas del perdón. Si te arrepientes yo bajaré al mismo infierno en el que te encuentres y te sacaré de ahí para siempre. Nunca lo olvides.

Pareja de adultos mayores en amor

Pero quiero preguntarte, cómo es posible que un padre que deseó tanto tener hijos maldiga a los niños jóvenes que no saben lo que la vida es, cómo puedo yo negarte el amor de un padre/madre solo por no saber que hacer en el momento, sólo por haber cometido un error que es relativo al tiempo y las opiniones.  No me malinterpretes, cometer un error y seguir siendo amado es una cosa, resarcir los daños del error es lo moralmente correcto y es otro proceso.

Por lo tanto, te pido que no te juzgues en demasía por no ser perfecto como los santos, si los vieras cara a cara, te parecerían personas buenas, pero tan humanas como tú y tan imperfectas como tú entiendes la imperfección.

Este concepto del amor incondicional es importante entenderlo, no requieres ser perfecto, completamente limpio o bueno para ser por el cielo amado. No hay una lista de requisitos mínimos para que un ángel o YO te amemos, no hay una lista de valores universales. Solo por el hecho de ser mío(ía) eres absolutamente amado. Créeme que las palabras de este mundo se quedan cortas para ello.

Cuando cada ser viene a la existencia del universo, en la isla central de todas las cosas hay una celebración por la concepción de un nuevo ser que experimentará la eternidad y la infinidad de manera particular (a eso sueles llamarle “instancia”), ya que cada ser es una parte de mí, pero que cuenta con el regalo del libre albedrío, del cual habremos de hablar mucho en el futuro.

Por el hecho de proceder de mí, como un padre, o como una madre, todo mi amor se vuelca en ti. No puedo más que desearte lo mejor todos los días de la eternidad, mientras te veo crecer y experimentar el universo a tu manera, tiempo tras tiempo, lección tras lección.

Ese amor de familia es el que no se acaba nunca, porque cuando yerras, lo haces de manera relativa a tu tiempo y lugar, a la vista de concepciones terceras y a veces, bajo la opinión de seres con más imperfecciones que tú. Así pues, de forma simple, no puedes ser tan pecador como parece, no ante mis ojos y los de la inmensidad celeste.

Por ello, de nuevo te digo que dejar de amarte es imposible a pesar de tus sentimientos de culpa, es imposible, ya que el amor que proviene de tu nacimiento es absoluto y el error por el que te juzgas o juzgan, es relativo. Como ejemplo vivo, si conoces la figura de Joshua Ben Joseph, o Jesús de Nazaret, recordarás que un día, como hijo del hombre, cedió al enojo y con azotes reprendió lo que él consideró, un agravio a mi divinidad en una de esas llamadas casas de divinidad. De nuevo todo es relativo, él cedió al enojo, pero yo no sufrí ningún agravio, tanto lo amo tanto a él, como a los pequeños que vendían baratijas que poco o nada me representaban. Cuando él estuvo más calmado, los dos encontramos la manera de que eso no lo dominara más y que siguiera su vida haciendo lo importante, ser el salvador del mundo. De los demás hijos me encargué de encarrilarlos y hacerles ver el punto de su hermano mayor, algunos me hicieron caso rápido y otros necesitaron más tiempo. 

Para algunos puristas Jesús cayó ante las pasiones humanas, para otros fue débil, para otros más, eso demostraba que él no era el magno mesías, todopoderoso. Para mí, él siguió siendo el amoroso hermano mayor de los cielos que lo estaba dando todo por ti.

Así pues, cuándo te sientas más culpable por tus errores, cuando experimentes más soledad y sentimientos de culpa, acércate más a mí. Cuando sientes que has ofendido con tus palabras úsalas para invocarme, cuando sientes que has lastimado, acuérdate que te estoy observado esperando una sola súplica para enmendarlo todo, cuando sientas que estás robando y que no tienes voluntad de parar, recuerda que yo tengo la fuerza de voluntad por los dos y voltea al cielo yo entiendo hasta la más mínima mirada, cuando sientas que el odio te corroe, usa el último aliento de bondad y llora en mis manos, yo me encargaré de consolarte y recuperarte, cuando sientas que no hay más solución que romper todas las reglas, aférrate de mi mano y confía en que yo soy la solución a todas las cosas.

Son en esos momentos de error “relativo” en que como padre amoroso quiero evitarte más dolor y sufrimiento, cayendo en una espiral de errores más grandes y de mayores culpas, recuerda bien, a mis ojos, nunca eres tan indigno como para no pedirme ayuda, es más, no necesitas pedirme perdón, basta con pedirme llegar a ti y en verdad que nunca me alejo lo suficiente más que para permitirte decidir por ti mismo, en términos humanos, estoy siempre a un palmo de ti cuando máximo.

Te amo tanto que ningún error puede cambiar mi amor por ti, si lo estás dudando, pruébame, llámame, búscame, y no dejaré de sorprenderte.

Y así es.