EL VALOR DE LAS PERSONAS VS EL DE LAS COSAS

Las cosas, esos aparentes mágicos objetos que nos mantienen ocupados, deseosos, enojados y hasta tristes.

Cosas, es un sustantivo muy común en muchos idiomas. Es casi siempre lo opuesto a personas.

A las cosas las compramos, las conseguimos e incluso las robamos. 

Cuál es el verdadero valor de las personas

Extrañamente, a las personas buscamos darles los mismos atributos de valor y compra, pero las personas tienen una pequeñísima diferencia… están vivas, son independientes, impredecibles e incluso cambiantes, es más, incluso mueren.

Hay ocasiones que las cosas durarán muchos siglos, no cambiarán, incluso ni siquiera se moverán del sitio donde sean colocadas. Por el contrario, es un caso muy indeseable que una persona se mantenga en un solo sitio, sea por propia voluntad o forzada a ello.

Niños alegres vitoreando

Algo curioso de las personas es que a diferencia de las cosas, tiene personalidad, eso que las hace peculiares, ya que no hay una igual a la otra. La personalidad es tan peculiar y poderosa que nos mueve a realizar grandes cosas como admirarles, desearles, llorarles o añorarles. Tantas cosas tan grandes y fastuosas que se hacen solo por las personas que los libros del mundo serían pocos para contar todas las historias ya acontecidas en pro de las personas y sus personalidades.

 En términos generales, cosas y personas parecen antagónicas, y resulta muy difícil entender cómo es que les queremos asignar el mismo valor, ¿será que estamos algo locos? Tal parece que no hemos encontrado el verdadero valor de las unas y las otras, y simplemente le pegamos la misma etiqueta de precio a las dos.

En mi percepción de las cosas; las cosas, solo son valiosas a la vista temporal y aunque se degraden, pueden ser más duraderas que las personas. Por otro lado, las personas son volátiles, frágiles y difíciles de anclar en nuestras estanterías, pero es la singularidad de su personalidad y su falta de duplicidad o replicación lo que hace que tales personas sean cómo joyas que se hacen una vez y no exista forma de volverlas a tener.

Al parecer, es la singularidad y la efimeridad lo que hace que las personas sean relevantes, es como encontrar una pieza que se hizo así una vez y que no podrá volverse a fabricar de nuevo, al parecer, la biología solo hace una vez y no desea repetir, totalmente contrario a las cosas que se fabrican iguales en millares y que se espera que todas sean iguales, algo que en lo personal me parece aburrido.

A veces me pregunto si tú te preguntas, que aunque en el mar hay miles de peces de la misma especie, cada uno es diferente. En los bosques densos, cada árbol es distinto no solo por sus hojas y raíces, sino por su personalidad, bueno, ¡me pregunto si atisbas a pensar que tienen personalidad! Sé que por el momento los miras como inertes, como una forma de vida tonta que no se expresa, pero las abuelas tenían razón al llamarte la atención y decirte “no les cortes las hojas, las plantas sienten”.

En fin, que el día de hoy me gustaría lográramos ver que las cosas y las personas no son totalmente compatibles como mismos objetos, definitivamente las personas son frágiles y efímeras y que su personalidad cambia todo intento de normalización y clasificación.

Por último, ¿sabías que tú eres una persona? Bueno, por lo tanto, me gustaría, me responderás en tu cabeza lo siguiente: a ti qué valor monetario/clasificación te ponemos.

Si al leer eso la pregunta te genera una cierta incomodidad, creo que sutilmente comprendes cuál es el valor que tiene cada persona. Te sugiero utilizar ese conocimiento en tu relación con las personas cuando las mires, les hables o incluso las juzgues.

Ten un buen día… siempre.

Y así es.